Paro general en Portugal: trabajadores se rebelan contra la reforma laboral “Trabajo XXI”

Miles de personas se movilizaron este sábado por las calles de Lisboa para manifestarse contra la reforma laboral impulsada por el primer ministro portugués, Luis Montenegro. La Confederación General de los Trabajadores Portugueses (CGTP), el sindicato más grande del país, calificó la iniciativa como un “ataque frontal a los derechos laborales” y convocó una huelga general para el próximo 11 de diciembre.

Una protesta masiva contra el plan “Trabajo XXI”

Las marchas recorrieron el centro de Lisboa bajo el lema “Todos a Lisboa”, reuniendo a trabajadores del sector público y privado. En las pancartas y cánticos se leyeron mensajes como “No al paquete laboral” y “Es posible otro camino”.

El plan del Ejecutivo, bautizado como “Trabajo XXI”, plantea una serie de reformas que, según el gobierno, buscan “mejorar la competitividad del mercado de trabajo y aumentar la productividad”. Sin embargo, entre sus puntos más controvertidos figuran la ampliación de los sectores cubiertos por servicios mínimos en caso de huelga, la posibilidad de comprar días de vacaciones a cambio de una reducción salarial y la flexibilización de los convenios colectivos.

Los sindicatos llaman a la huelga general

El secretario general de la CGTP, Tiago Oliveira, afirmó durante la protesta: “Hoy los trabajadores llenan el corazón de Lisboa. Aquí está la verdadera fuerza del país, la que sostiene la economía y exige respeto”.

El sindicato acusa al gobierno de Montenegro de favorecer los intereses empresariales en detrimento de los derechos laborales y sociales. “Es una respuesta incondicional a las demandas del capital”, señaló la CGTP en un comunicado.

La reforma, aún en debate parlamentario, cuenta con el respaldo de la coalición gobernante Alianza Democrática (AD) y del partido de ultraderecha Chega. Frente a esto, la huelga general del 11 de diciembre buscará frenar lo que las organizaciones sindicales describen como el mayor retroceso laboral en décadas.

Portugal se enfrenta así a una creciente tensión social que pone en jaque la estabilidad del gobierno y reaviva el debate sobre el futuro del trabajo en el país.

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