Elecciones en Honduras: claves del dramático retraso en los resultados

Incertidumbre total: ¿por qué Honduras sigue sin presidente electo una semana después?

Transcurrida más de una semana desde las elecciones generales del pasado 30 de noviembre, la población hondureña se encuentra sumida en la incertidumbre y la suspicacia. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha sido incapaz de declarar un vencedor, manteniendo en vilo al país ante un escrutinio sumamente ajustado.

El retraso, que se remonta al mismo día de la votación, ha sido atribuido oficialmente a “fallas técnicas” en el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP). Sin embargo, para muchos analistas y ciudadanos, los problemas técnicos son solo el síntoma de males estructurales más profundos que afectan la fragilidad del sistema democrático del país.

Actualmente, la contienda presidencial se mantiene en un virtual empate técnico entre el conservador Nasry ‘Tito’ Asfura (Partido Nacional), quien cuenta con el apoyo público del presidente estadounidense Donald Trump, y Salvador Nasralla (Partido Liberal). Ambos se han alternado el liderato con un margen que apenas supera los 20.000 votos, con cerca del 88% de las papeletas escrutadas hasta el domingo. La falta de actualización de resultados desde el viernes pasado solo avivó la tensión, provocando un reclamo generalizado de un “conteo limpio”.


Un sistema electoral sin credibilidad y las pugnas internas del CNE

La principal causa de la desconfianza reside en el propio órgano electoral. El Consejo Nacional Electoral (CNE), integrado por consejeros de los tres partidos mayoritarios (Partido Liberal, Partido Nacional y Libre), ha perdido credibilidad debido a agrias confrontaciones internas que se arrastran desde las elecciones primarias de marzo.

El ente ha sido señalado por su falta de coordinación y transparencia institucional. Incluso antes de las votaciones, los tres partidos se acusaron mutuamente de supuesto fraude. Esta pugna interna se manifestó en las recientes denuncias del consejero Marlon Ochoa (Libre) sobre supuestos fallos en la seguridad del sistema electrónico de transmisión.

Históricamente, Honduras ha ignorado reiteradas recomendaciones de reforma electoral de misiones internacionales (OEA, UE), lo que ha impedido la construcción de un sistema creíble, no partidista y capaz de sostener el peso de la democracia en momentos críticos, resquebrajándose en cada proceso.

La inversión millonaria que no garantizó la transparencia

Para el proceso electoral, el Parlamento liberó una inversión de 150 millones de dólares (4.000 millones de lempiras). El objetivo era modernizar los equipos y contratar una empresa experta para garantizar que el escrutinio se conociera el mismo día de las votaciones.

Paradójicamente, la empresa contratada para gestionar el recuento ha sido uno de los focos de las críticas, lo que subraya un problema de gestión y pericia que trasciende los recursos disponibles.

¿Qué sigue? El fantasma de la crisis poselectoral de 2017

La estrechez del resultado y la lentitud del proceso recuerdan inevitablemente la crisis poselectoral de 2017, cuando las denuncias de fraude y las protestas dejaron un saldo de decenas de muertos.

Aunque el CNE tiene legalmente 30 días para dar a conocer los resultados finales, el ambiente de sospecha es palpable. Con la contienda tan cerrada y la tensión política y social en aumento, analistas señalan que las demoras podrían estar obedeciendo a algo más que simples fallas técnicas, buscando forzar negociaciones o desgastar la voluntad popular.

El país centroamericano, que ya enfrenta altos niveles de pobreza (64,1%, según el Banco Mundial) y emigración masiva, necesita urgentemente una definición legítima que le permita avanzar y enfrentar sus retos estructurales.

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