Tras dos días de disturbios masivos contra la censura digital y la corrupción, KP Sharma Oli dimitió. El Ejército tomó el control de Katmandú bajo toque de queda mientras crece la figura de Sushila Karki como posible primera ministra.
Katmandú bajo control militar tras disturbios históricos
La capital de Nepal amaneció este miércoles bajo una tensa calma, con las calles desiertas y custodiadas por tanques y vehículos blindados. El Ejército nepalí asumió el control tras dos jornadas de protestas antigubernamentales que dejaron al menos 30 muertos y más de un millar de heridos en todo el país, según datos oficiales del Ministerio de Sanidad.
Los disturbios comenzaron el lunes con una brutal represión policial contra manifestantes que denunciaban la prohibición de redes sociales y la corrupción de las élites. Aunque el Gobierno restituyó Facebook, X y YouTube y prometió investigar la violencia policial, la indignación no se disipó. El martes, grupos de jóvenes autodenominados “Generación Z” desafiaron el toque de queda, incendiaron edificios públicos —incluido el Parlamento y la residencia del primer ministro— y saquearon símbolos del poder político.

Vacío de poder y alerta internacional
El primer ministro KP Sharma Oli, de 73 años, dimitió “para permitir una solución política” tras volver al poder en 2024. La renuncia deja un vacío de poder en medio del caos y eleva las expectativas sobre Sushila Karki, ex presidenta del Tribunal Supremo, quien se perfila como favorita para liderar el próximo gobierno.
El toque de queda sigue vigente en Katmandú, con comercios, escuelas y oficinas cerradas y patrullas militares ordenando a los pocos transeúntes regresar a sus hogares. Las autoridades informaron de decenas de arrestos y la confiscación de armas de fuego. El presidente Ramchandra Paudel y la ONU han pedido calma y diálogo, mientras India y otros países vecinos advierten sobre la importancia de la estabilidad nepalí.

El Ministerio de Exteriores de España recomendó extremar precauciones al medio centenar de ciudadanos españoles en Nepal ante la violencia generalizada. Los hospitales siguen desbordados: 28 centros médicos atienden a heridos de diversa gravedad y las cifras podrían aumentar en las próximas horas.