Decenas de miles de personas se congregaron este sábado en el norte de Serbia para rendir homenaje a las víctimas del derrumbe de la estación ferroviaria de Novi Sad, ocurrido hace un año, y para exigir justicia ante lo que consideran un símbolo de la corrupción estatal.
La multitud comenzó a reunirse desde el mediodía en el centro de la ciudad, donde, según cifras policiales, asistieron unas 39.000 personas, aunque estimaciones independientes elevaron el número a más de 100.000. A las 11:52, la hora exacta del colapso del techo de concreto en 2024, los manifestantes guardaron 16 minutos de silencio en memoria de las víctimas.
El derrumbe que marcó a Serbia

El accidente dejó 16 muertos, entre ellos dos niños, y se convirtió en el detonante de una ola de protestas sin precedentes en el país balcánico. La tragedia, ocurrida en una estación recientemente renovada, expuso presuntas irregularidades en obras públicas y desató fuertes críticas hacia el gobierno del presidente Aleksandar Vucic.
“Por un lado siento tristeza, pero también esperanza al ver a tanta gente unida contra la injusticia”, expresó Dragan Savic, uno de los participantes que viajó desde la localidad de Kovilj.
Movilización nacional y reclamo de justicia

Desde entonces, estudiantes y docentes universitarios han liderado marchas a lo largo del país, reclamando elecciones anticipadas y el fin de la corrupción. Las movilizaciones, mayormente pacíficas, se vieron ocasionalmente interrumpidas por choques con partidarios del oficialismo.
Este sábado por la noche, miles de personas se reunieron nuevamente a orillas del río Danubio, donde lanzaron 16 farolillos blancos al cielo, uno por cada víctima. Frente a la fortaleza de Novi Sad, una enorme pancarta con la frase “Nos veremos mañana y todos los días hasta que se haga justicia” se iluminó con los teléfonos móviles de los asistentes, símbolo de una memoria que sigue viva un año después.
