Francia vive este jueves una de las jornadas de protesta más intensas de los últimos años. Una huelga general convocada por los principales sindicatos paralizó sectores clave del país y desató enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. La movilización, impulsada por el malestar social ante las políticas económicas del Gobierno, ha sido descrita por analistas y medios locales como un desafío sin precedentes al Ejecutivo de Emmanuel Macron.
Protestas en todo el país: más de 470 actos y decenas de arrestos
Desde primera hora, trabajadores de la educación, la sanidad y el transporte público se sumaron a la huelga, afectando seriamente los servicios básicos. El Ministerio del Interior informó de al menos 470 actos de protesta y el bloqueo de 135 instalaciones en todo el territorio nacional. Hasta el mediodía se registraban 94 detenciones, con incidentes reportados en París, Toulouse, Brest, Marsella y Lyon.
En la región metropolitana de París, la paralización fue casi total. El transporte público quedó severamente interrumpido, con cancelaciones masivas y trenes de cercanías funcionando de manera irregular. Las autoridades desplegaron más de 80.000 agentes de policía y gendarmería para controlar las protestas, en uno de los mayores operativos de seguridad de la última década.
Tensión y choques con la policía
Pese al despliegue policial, las manifestaciones derivaron en enfrentamientos. En varios puntos de la capital y otras ciudades, las fuerzas de seguridad recurrieron a gases lacrimógenos y cargas para dispersar a manifestantes que intentaban bloquear depósitos de autobuses, centros educativos y vías principales.

En Marsella, la policía arrestó a más de 20 manifestantes; en Lyon, los bloqueos en la autopista de circunvalación provocaron embotellamientos masivos. Un policía y un periodista resultaron heridos durante los choques en Lyon, mientras estudiantes bloqueaban las entradas a varios centros educativos en distintas ciudades del país.
Confluencia de causas: protestas laborales y apoyo a Gaza
Las movilizaciones también incorporaron demandas internacionales. En Marsella, manifestantes bloquearon la fábrica militar de la empresa Eurolinks, señalada por proveer equipamiento a Israel. Según denunció la diputada Gabrielle Cathala, de Francia Insumisa (LFI), la compañía es “cómplice del genocidio en Palestina”. Esta confluencia de reclamos sociales y causas internacionales añadió tensión a una jornada ya marcada por la indignación popular.

Hacia una jornada histórica
Se espera que las protestas culminen con multitudinarias manifestaciones por la tarde en París, Lyon y otras grandes ciudades. Los sindicatos y movimientos sociales llaman a mantener la presión hasta lograr cambios en la política económica del Gobierno, mientras las autoridades temen una escalada aún mayor.
La semana pasada, el colectivo “Bloqueemos Todo” ya había movilizado a decenas de miles de personas con el objetivo de paralizar el país. Hoy, con una huelga aún más masiva, Francia podría estar entrando en un nuevo capítulo de confrontación social, con implicancias políticas directas para la administración Macron.
