Misión encubierta en Irán: agentes femeninas del Mossad operaron en plena tensión nuclear

Decenas de agentes femeninas del Mossad ingresaron a Irán durante los ataques israelíes de junio para realizar misiones encubiertas contra objetivos nucleares y de misiles, en un contexto de fuerte tensión regional y negociaciones con el OIEA por el uranio enriquecido.

En junio de 2025, mientras Israel lanzaba ataques contra el programa nuclear y de misiles de Irán, decenas de agentes femeninas del Mossad ingresaron al país persa y desplegaron operaciones encubiertas clave. Así lo reveló The Jerusalem Post, señalando que el director del Mossad, David Barnea, considera “sustancial” la contribución de estas operativas a la campaña israelí.

Ilustración: Aïda Amer/Axios

Aunque muchos detalles permanecen clasificados, trascendió que varias de estas agentes tenían trasfondo iraní y experiencia en reclutar colaboradores en territorios hostiles. Este enfoque permitió realizar acciones de inteligencia, sabotaje y apoyo directo a bombardeos selectivos. La infiltración femenina, históricamente parte del arsenal del Mossad, habría alcanzado en 2025 un nivel de coordinación y escala sin precedentes.

Uranio, OIEA y tensión nuclear

El trasfondo de esta operación está vinculado a un tema que sigue encendiendo alarmas internacionales: el uranio iraní enriquecido al 60 %, un nivel muy próximo al grado armamentista (90 %). Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán acumulaba más de 400 kilogramos de material a ese nivel a mediados de 2025, lo que representa un riesgo de proliferación si no se controla.

El ataque israelí destruyó o dañó seriamente las tres instalaciones nucleares más importantes —Natanz, Fordow e Isfahán—, pero parte del stock de uranio sobrevivió. Esta situación alimenta especulaciones sobre el destino del material y la capacidad de Teherán para reconstruir rápidamente sus instalaciones.

En septiembre, Irán y el OIEA anunciaron un acuerdo para reanudar las inspecciones nucleares, incluyendo sitios dañados en los ataques israelíes. Aunque los términos específicos aún no son públicos, este paso se percibe como un intento de Teherán de evitar sanciones más duras por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Las potencias occidentales reclaman transparencia total sobre el stock de uranio y acceso permanente a instalaciones críticas.

Al mismo tiempo, funcionarios israelíes sostienen que, aun con uranio enriquecido disponible, la República Islámica necesitaría al menos uno o dos años para recomponer todo el entramado técnico destruido y llegar a fabricar una bomba nuclear. Sin embargo, el Mossad mantiene su red de vigilancia lista para actuar si detecta avances peligrosos.

Mujeres en primera línea del espionaje

La participación femenina en estas operaciones no es nueva, pero adquiere un peso inédito. Las agentes del Mossad habrían operado en misiones de reconocimiento, sabotaje y apoyo a ataques aéreos. Su perfil diversificado —incluyendo entrenamiento local, idiomas y redes de contactos— les permitió actuar con mayor flexibilidad en un entorno de extrema vigilancia.

Analistas señalan que esta estrategia responde a un cambio de paradigma: menos reliance en tecnología a distancia y más en inteligencia humana incrustada en el territorio enemigo. También forma parte de un esfuerzo por reclutar disidentes iraníes y ampliar las capacidades del Mossad más allá de sus agentes israelíes tradicionales.

El despliegue de agentes femeninas del Mossad en Irán refuerza la tensión en Medio Oriente y abre un nuevo capítulo en la disputa nuclear e interimperialista. En los próximos meses, las miradas estarán puestas en el acuerdo con el OIEA, el destino del uranio enriquecido y la respuesta de Israel ante cualquier avance iraní.

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