El Gobierno de Hamás asegura que un millón de palestinos sobreviven en condiciones extremas en las zonas designadas por Israel como “humanitarias” en el sur de Gaza. La ONU y varios países alertan sobre una posible catástrofe humanitaria y califican de genocidio la campaña militar israelí.
Un millón de personas en “zonas humanitarias” devastadas
El Gobierno de Hamás en Gaza informó este sábado que cerca de un millón de palestinos se hacinan en Al Mawasi y Jan Yunis, en el sur de la Franja, tras las evacuaciones forzosas ordenadas por el Ejército israelí desde la ciudad de Gaza y otras áreas del enclave. Estas zonas, etiquetadas por Israel como “humanitarias”, carecen de agua potable, electricidad, hospitales y refugios, lo que hace casi imposible la vida diaria. Según datos de Naciones Unidas, la densidad poblacional en Mawasi supera las 47.000 personas por kilómetro cuadrado, un récord mundial para un área de apenas 14 kilómetros de largo y uno de ancho.
A pesar de la denominación de “zona segura”, el Ejecutivo gazatí denunció más de 110 bombardeos israelíes sobre la franja costera, que han causado unas 2.000 muertes, incluidos numerosos niños. Este viernes, un ataque sobre una tienda de campaña en Mawasi mató a dos menores de 6 y 10 años, confirmaron fuentes médicas del Hospital Nasser. Israel también designó la costa de Deir al Balah como “zona segura”, pero los refugiados denuncian que no hay espacio para instalar tiendas ni acceso a servicios básicos.
La ONU, a través de su Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), señala que los movimientos de población desde el norte hacia el sur no han cesado, aunque cada vez más desplazados regresan a la ciudad de Gaza debido a la precariedad extrema en las zonas de refugio. De hecho, Hamás asegura que unas 22.000 personas han vuelto a la capital en las últimas semanas, pese al riesgo de la ofensiva terrestre israelí.

Bombardeos y desplazamientos masivos en la ciudad de Gaza
La intensificación de la ofensiva israelí ha provocado la demolición de hasta 20 torres de gran altura en la ciudad de Gaza en las últimas dos semanas y el desplazamiento de más de 350.000 personas desde principios de septiembre, según estimaciones militares israelíes. Sin embargo, unas 600.000 todavía permanecen en la ciudad bajo bombardeos constantes. Israel asegura que su operación busca desmantelar túneles y estructuras de Hamás, mientras que organizaciones internacionales y relatores de derechos humanos la describen como una campaña de “destrucción sistemática”.
En casi dos años de combates, más de 65.200 palestinos han muerto, incluidos más de 19.000 niños, según el Ministerio de Salud de Gaza. La ONU y un número creciente de países califican de genocidio la ofensiva israelí, que coincide con el anuncio de que al menos 10 Estados —entre ellos Australia, Bélgica, Gran Bretaña y Canadá— reconocerán formalmente un Estado palestino independiente en la próxima Asamblea General de Naciones Unidas.
Hamás, que lideró los ataques del 7 de octubre de 2023 en Israel dejando 1.200 muertos y 251 rehenes, advierte que no se desarmará hasta que se establezca un Estado palestino. Israel, por su parte, sostiene que la crisis humanitaria en Gaza es consecuencia de la negativa del grupo islamista a rendirse y liberar a los rehenes. Mientras tanto, la población civil enfrenta hambruna, desplazamiento y la destrucción casi total de la infraestructura en uno de los conflictos más devastadores del siglo XXI.