Una orden militar rusa interceptada revela planes para intensificar los ataques en la ciudad liberada de Jersón, apuntando a infraestructuras críticas que, de ser destruidas, provocarían el vertido de cientos de miles de metros cúbicos de aguas residuales sin tratar al río Dniéper y al Mar Negro, con consecuencias catastróficas para todo el ecosistema regional.
Jersón bajo fuego constante: el preámbulo de una nueva escalada
Desde su liberación, la ciudad de Jersón ha permanecido bajo una presión militar rusa implacable. Las cifras de ataques son alarmantes: solo en octubre de 2025, se documentaron más de 9.000 ataques con drones FPV, los bombardeos de artillería oscilaron entre 1.500 y 1.600 proyectiles diarios, y los ataques aéreos guiados se duplicaron con creces, según información del medio Channel 24.
En este contexto de intensa agresión, la situación hídrica de la región, ya precaria tras los daños sufridos por la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka, está en un punto de quiebre. El análisis de las aguas residuales de la ciudad muestra concentraciones de sustancias nocivas que ya superan los límites permitidos, alcanzando entre 1.2 y 4.2 veces los niveles seguros.
Documentos interceptados: el plan ruso contra la infraestructura vital
La gravedad de la situación ha escalado tras la interceptación de una orden de combate por parte del grupo de hackers “256 División de Ciberasalto”. El documento, encontrado en la correspondencia del mayor Oleksii Yatsenko de la 98.ª División Aerotransportada rusa, detalla los preparativos para una nueva ofensiva en Jersón.
Aunque el documento evidencia un intento de cruce del río Dniéper con el objetivo de tomar el distrito de Korabel (basándose incluso en mapas soviéticos obsoletos), la amenaza más inminente radica en la lista de objetivos críticos. El correo electrónico de Yatsenko incluye las coordenadas de al menos diez objetivos estratégicos que las fuerzas rusas se preparan para atacar con misiles balísticos y drones.
Estos objetivos incluyen instalaciones energéticas, sistemas de tratamiento de agua y estaciones de bombeo de la ciudad.
Advertencia ambiental: La destrucción de las plantas de tratamiento de Jersón interrumpiría el suministro de 100.000 a 110.000 metros cúbicos de agua potable, paralizaría hospitales y, en cuestión de horas, provocaría el desborde y vertido directo de aguas residuales sin tratar al Dniéper y su estuario.
Consecuencias transfronterizas: la crisis del Mar Negro
Expertos ambientales consultados por Channel 24 advierten que las repercusiones de un ataque exitoso se extenderían mucho más allá de las fronteras ucranianas.
Si los compuestos orgánicos tóxicos, patógenos y metales pesados llegaran masivamente al Dniéper, el impacto sería devastador:
- Colapso del Estuario: El ecosistema único del estuario Dniéper-Bug se vería comprometido, con la potencial desaparición de zonas de desove y un descenso drástico en las poblaciones de mejillones y otros biofiltros naturales.
- Eutrofización y Floraciones de Algas: El flujo de contaminantes podría provocar una eutrofización masiva, desencadenando floraciones a gran escala de cianobacterias (algas tóxicas).
- Riesgo Económico Regional: Esto podría llevar al colapso de la industria pesquera en el Mar Negro en los próximos dos o tres años.
Además, las corrientes marinas son un factor crucial. El agua contaminada sería arrastrada a las costas de países vecinos como Rumanía, Bulgaria y Turquía, generando daños multimillonarios en sus sectores pesquero, turístico y acuícola.
La policía de Jersón ha reforzado las advertencias de seguridad, alertando a los residentes para que se mantengan alejados de las costas debido al uso de municiones de racimo y el peligro de submuniciones sin explotar, aumentando el riesgo en una zona ya señalada como objetivo.
