Sudán: la hambruna se extiende y ya amenaza a 20 regiones

La hambruna se ha asentado en las ciudades de Al-Fashir, en Darfur del Norte, y Kadugli, en Kordofán del Sur, según confirmó la Clasificación Integrada por Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC), organismo internacional respaldado por la ONU que monitorea las crisis alimentarias. Ambas zonas, devastadas por más de dos años de guerra entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y el ejército sudanés, se encuentran oficialmente en Fase 5, el nivel más alto de emergencia alimentaria.

Según el Comité de Revisión de la Hambruna, las dos ciudades han sufrido un colapso total de sus medios de vida. La destrucción de los mercados, la interrupción del comercio y el bloqueo de los suministros han llevado a miles de familias a sobrevivir comiendo hojas, cáscaras y pieles de animales. En Al-Fashir, los combates prolongados culminaron con la toma de la ciudad por las FAR el 26 de octubre, tras 18 meses de asedio.

Los datos del IPC muestran que el 83% de los hogares urbanos presenta una puntuación de consumo de alimentos muy baja, y más de una cuarta parte de la población padece hambre extrema. Organizaciones humanitarias informaron que los niños que huyen llegan desnutridos a los campos de refugiados, mientras los adultos muestran signos severos de inanición.

Un país al borde del colapso

En Kadugli, el hambre también avanza. Su ubicación estratégica, entre Darfur y el centro de Sudán, la convirtió en un punto de combate permanente. Los enfrentamientos han destruido cultivos, bloqueado rutas y desplazado a miles de personas. El IPC alertó que otras 20 regiones podrían enfrentar una situación similar si el acceso humanitario no se restablece.

Más de 21 millones de sudaneses —casi la mitad de la población— viven en inseguridad alimentaria aguda, y unos 6,3 millones están al borde de la hambruna. Aunque el centro del país muestra cierta estabilización, la situación se deteriora rápidamente en Darfur y Kordofán, donde la violencia ha adquirido un fuerte componente étnico.

En las últimas semanas, las FAR atacaron hospitales y zonas residenciales en Darfur del Norte, dejando varios civiles muertos, incluidos niños. Testimonios de sobrevivientes relatan ejecuciones masivas, violaciones y saqueos, describiendo una campaña de terror sistemático contra comunidades enteras.

La Corte Penal Internacional expresó su alarma ante los presuntos crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por las FAR, mientras la ONU advirtió que Al-Fashir continúa bajo bloqueo y que la asistencia humanitaria sigue siendo obstaculizada.

Organizaciones civiles denunciaron que “Sudán no es una guerra olvidada, es una guerra que el mundo elige ignorar”, señalando que los apagones informativos impuestos por los grupos armados impiden conocer la magnitud real del desastre.

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