El ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja Muhammad Asif, advirtió que su país podría entrar en una “guerra abierta” con Afganistán si las conversaciones de paz en Estambul no logran un acuerdo, aunque sostuvo que percibe una voluntad de diálogo por parte del gobierno talibán.
“Tenemos la opción, si no se alcanza un acuerdo, de entrar en una guerra abierta con ellos. Pero vi que quieren la paz”, declaró Asif en un mensaje televisado desde Pakistán.
Las declaraciones del ministro se produjeron pocos días después de que ambos países acordaran un alto el fuego tras los enfrentamientos más sangrientos en la frontera desde que los talibanes tomaron el poder en Kabul en 2021.
Tensión en la frontera y negociaciones en Estambul
Las conversaciones, iniciadas este sábado en Estambul y previstas para continuar el domingo, buscan establecer un mecanismo que permita mantener el alto el fuego de Doha a largo plazo. Según Asif, no se han registrado incidentes en los últimos días y ambas partes están cumpliendo la tregua.
Los enfrentamientos de principios de mes se desataron después de que Islamabad exigiera al gobierno talibán frenar a los militantes que —según Pakistán— operan desde refugios en territorio afgano y atacan a sus fuerzas fronterizas.
En respuesta, el ejército pakistaní lanzó bombardeos aéreos sobre posiciones cercanas al límite entre ambos países, mientras los talibanes respondieron con fuego pesado. El intercambio dejó decenas de muertos y obligó al cierre de pasos fronterizos clave, como el de Chaman, que permanecen clausurados.
Acusaciones cruzadas y temor a una nueva escalada
Pakistán acusa a Kabul de albergar a insurgentes del Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), grupo que ha intensificado sus ataques en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa y en Baluchistán. Los talibanes afganos, por su parte, niegan las acusaciones y aseguran que las operaciones militares pakistaníes violan la soberanía de Afganistán.
La comunidad internacional observa con preocupación el deterioro de la relación entre los dos países, temiendo que un nuevo conflicto abierto pueda desestabilizar aún más una región ya golpeada por la violencia, la crisis humanitaria y el desplazamiento de miles de civiles.
