La guerra civil en Sudán, iniciada en abril de 2023, se ha convertido en una de las peores catástrofes humanitarias del siglo XXI. Más de 15 millones de personas desplazadas y decenas de miles de civiles asesinados resumen el impacto de una lucha de poder entre el Ejército sudanés (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar nacido en Darfur que hoy controla vastas zonas del país.
Detrás del conflicto, sin embargo, se oculta una trama internacional que vincula a Emiratos Árabes Unidos (EAU), potencias regionales y redes económicas que han alimentado el fuego de la guerra.
Del Janjaweed a las RSF: la génesis de un poder paralelo
Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) son la evolución directa de las milicias Janjaweed, grupos árabes armados por el gobierno sudanés durante la guerra de Darfur en la década de 2000.
Según la Enciclopedia Britannica, el expresidente Omar al-Bashir formalizó su existencia en 2013 bajo el mando de Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti. Lo que comenzó como una fuerza de contrainsurgencia pronto se transformó en un actor político y económico con poder autónomo.
Las RSF se financiaron gracias al control de minas de oro en Darfur, al comercio fronterizo y a su participación en guerras extranjeras. Entre 2015 y 2019, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita reclutaron a miles de combatientes sudaneses para su intervención en Yemen. Ese vínculo sería clave: los mismos canales que llevaron mercenarios a Medio Oriente hoy abastecen a las RSF con armas, fondos y legitimidad política.
La sombra de Emiratos Árabes Unidos
De acuerdo con un informe de The Washington Post y datos recopilados por Reuters y el Panel de Expertos de la ONU sobre Sudán, Emiratos Árabes Unidos ha sido uno de los principales proveedores de apoyo financiero y logístico a las RSF.
El vínculo se materializa a través de compañías pantalla y vuelos de carga que parten desde bases emiratíes en Awdah y Abu Dabi hacia Chad y Libia, desde donde se redistribuyen armas y equipos.
Aunque el gobierno de Abu Dabi niega las acusaciones, múltiples investigaciones periodísticas y de inteligencia regional han señalado que el objetivo de EAU sería asegurar el acceso a los recursos de oro y uranio sudanés, además de fortalecer su influencia en el mar Rojo y contrarrestar a Irán y Turquía.
El líder de las RSF, Hemedti, ha cultivado relaciones personales con funcionarios emiratíes desde la guerra en Yemen. A través del conglomerado familiar Al Junaid, las RSF controlan gran parte del comercio aurífero de Sudán, exportando toneladas de oro a Dubái mediante rutas informales. Ese flujo financiero habría permitido a las milicias mantener su estructura incluso durante los momentos de mayor presión militar del ejército sudanés.
El colapso humanitario y la guerra que se ve desde el espacio
En octubre de 2025, el gobierno regional de Darfur denunció que más de 2.000 civiles fueron masacrados en Al-Fasher, capital de Darfur del Norte, durante una ofensiva de las RSF. La Agencia AP describió el episodio como una “terrible escalada”, mientras que imágenes satelitales analizadas por Human Rights Watch y Maxar Technologies muestran barrios enteros arrasados.

Los ataques, dirigidos principalmente contra comunidades no árabes, han sido calificados como crímenes de guerra y posibles actos de genocidio por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
La ONU advierte que Sudán enfrenta “la peor crisis humanitaria contemporánea”, con hambrunas masivas y un colapso total de los servicios de salud. El conflicto también amenaza con desestabilizar toda la región del Sahel y el Cuerno de África, al desplazar a millones hacia Chad, Sudán del Sur y Egipto.
Un país fragmentado y el intento de legitimación
En febrero de 2025, las RSF y sus aliados anunciaron la formación de un “Gobierno de Paz y Unidad” con sede en Darfur, respaldado por una “constitución de transición” firmada un mes después.
Diversos actores internacionales, incluido el Departamento de Estado de EE.UU., calificaron la iniciativa como un intento de legitimar un régimen paralelo y asegurar el control de los corredores de ayuda humanitaria.
Mientras tanto, el general Abdel Fattah al-Burhan, jefe del Ejército, mantiene su propio gobierno en Port Sudan, lo que deja al país dividido en dos autoridades rivales.
La guerra en Sudán ya no es solo un conflicto interno: es una lucha por los recursos y la influencia en una zona estratégica del continente. Y mientras las potencias regionales se disputan su territorio, el pueblo sudanés queda atrapado en una tragedia que el mundo apenas mira.
Fuentes consultadas
- Enciclopedia Britannica (Adán Volle, 28/10/2025)
- Associated Press (28/10/2025)
- Reuters, The Washington Post, Human Rights Watch
- Informe del Panel de Expertos de la ONU sobre Sudán (2024–2025)
- Comité Internacional de Rescate (IRC)
