Las protestas desatadas en Tanzania tras las elecciones generales del pasado miércoles han dejado al menos 150 muertos, según confirmaron fuentes médicas del Hospital Nacional Muhimbili, uno de los principales centros de salud del país. La cifra, que refleja la magnitud de la represión, supera ampliamente el número de víctimas reconocido por organismos internacionales.
El estallido de violencia comenzó después de que la oposición denunciara fraude y manipulación durante el proceso electoral. En Dar es Salam, capital económica del país, el Ejército y la Policía patrullan las calles bajo un toque de queda decretado por el inspector general de Policía, Camillus Wambura, quien ordenó el despliegue de agentes para garantizar el control del orden público.
ONU pide moderación y restablecimiento de internet
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) pidió a las fuerzas de seguridad tanzanas abstenerse de usar fuerza letal o desproporcionada y urgió a restaurar el acceso a internet, restringido desde el día de los comicios. El organismo recordó al Gobierno su obligación de respetar los derechos de reunión, asociación y libre expresión.
Las movilizaciones continuaron este viernes por tercer día consecutivo en ciudades como Arusha y Mbeya, donde testigos reportaron enfrentamientos y bloqueos de carreteras. En varias zonas se teme que el número real de víctimas sea mayor al comunicado oficialmente.
Recuento en marcha y silencio presidencial
La presidenta Samia Suluhu Hassan no ha vuelto a aparecer en público desde que votó en Dodoma el miércoles. Mientras tanto, la Comisión Nacional Electoral Independiente (INEC) continúa con el recuento de votos. Todo apunta a que Hassan, candidata del gobernante Partido de la Revolución (CCM), obtendrá una victoria cómoda, en un contexto marcado por la exclusión de figuras opositoras y la censura política.
El CCM, y antes la Unión Nacional Africana de Tanganica (TANU), ha mantenido el poder en Tanzania desde la independencia del país en 1961, consolidando más de seis décadas de hegemonía política.
