Una nueva ola de violencia sacude el norte de Mozambique

Más de 22.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en solo una semana a causa de una nueva ola de violencia en el norte de Mozambique, una región golpeada por un conflicto armado que ya lleva ocho años y que no muestra señales de detenerse.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) expresó su preocupación por la situación, calificando los recientes ataques como un posible “punto de inflexión” en la crisis humanitaria que afecta al país africano.

Cabo Delgado: una región en llamas

Por primera vez desde el inicio del conflicto en 2017, los 17 distritos de la provincia de Cabo Delgado —epicentro de la violencia— se han visto afectados de forma simultánea por ataques armados.

La agencia de la ONU informó que la actual ola de desplazamiento ha empujado a más de 100.000 personas fuera de sus hogares solo en 2025, mientras que el número total de desplazados supera ya 1,3 millones desde el inicio de la insurgencia.

“Después de años de incertidumbre, las familias están llegando a su límite. Algunas se quedan pese al peligro, mientras otras huyen sin esperanzas de regresar”, declaró Xavier Créach, representante de ACNUR en Mozambique.

Asesinatos, secuestros y reclutamiento forzoso

Los testimonios de los desplazados describen una situación de terror generalizado. Se reportan asesinatos de civiles, secuestros, violencia sexual y reclutamiento forzoso de menores por parte de grupos armados que operan en la región.

Las milicias, que surgieron originalmente con vínculos locales, han sido señaladas por las autoridades como afiliadas a organizaciones extremistas que buscan establecer un control territorial en zonas ricas en recursos naturales, incluyendo gas y minerales estratégicos.

Una crisis humanitaria sin recursos suficientes

ACNUR considera la emergencia en el norte de Mozambique una de las crisis humanitarias más complejas del continente africano, agravada por la combinación de violencia prolongada, desplazamiento masivo y desastres naturales como ciclones, inundaciones y sequías.

Pese a la magnitud de la emergencia, la agencia denunció que solo ha recibido 66 de los 352 millones de dólares solicitados para asistir a las víctimas este año, lo que representa menos del 20% de los fondos necesarios.

La falta de recursos ha obligado a reducir la distribución de alimentos, refugios temporales y asistencia médica, dejando a miles de familias en condiciones extremas.

Ocho años de conflicto sin salida clara

El conflicto en Cabo Delgado comenzó en 2017, cuando grupos armados islamistas iniciaron una serie de ataques contra poblaciones rurales, fuerzas de seguridad y proyectos energéticos. Desde entonces, el gobierno mozambiqueño, con apoyo de fuerzas internacionales de países vecinos y de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), ha intentado recuperar el control de la zona, sin lograr estabilizarla completamente.

A pesar de algunas operaciones militares exitosas, la inseguridad persiste y los ataques se han extendido a nuevas áreas, afectando incluso regiones antes consideradas seguras.

El futuro incierto de Cabo Delgado

La intensificación de la violencia en las últimas semanas amenaza con provocar una nueva catástrofe humanitaria, mientras las organizaciones internacionales alertan sobre la saturación de los centros de acogida y la falta de acceso humanitario en varias zonas del norte.

El gobierno de Maputo ha prometido reforzar la seguridad y mejorar la coordinación con las fuerzas regionales, pero los analistas advierten que, sin una estrategia integral de desarrollo y reconciliación, la violencia podría recrudecerse aún más en 2026.

La situación en Mozambique sigue siendo un recordatorio trágico del costo humano de los conflictos prolongados en África y de la urgencia de una respuesta internacional sostenida.

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