La represión en Novi Sad dejó heridos y detenidos tras nuevas movilizaciones contra el presidente Aleksandar Vucic. La oposición exige elecciones libres mientras crece la presión interna e internacional sobre el gobierno serbio.
Miles en las calles contra Aleksandar Vucic
La noche del viernes 6 de septiembre, Serbia volvió a ser escenario de una ola de protestas contra el presidente Aleksandar Vucic. En la ciudad de Novi Sad, miles de manifestantes —en su mayoría estudiantes y trabajadores— exigieron elecciones anticipadas y el fin de lo que denuncian como un gobierno autoritario y corrupto.
La policía respondió con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersar a la multitud que se había concentrado en el campus universitario. Testigos reportaron cargas policiales y decenas de heridos, mientras que organizaciones de derechos humanos denunciaron detenciones arbitrarias.
El origen del descontento: corrupción y tragedia en Novi Sad
Las manifestaciones no son aisladas. Desde noviembre pasado, el país se encuentra en ebullición tras el derrumbe del techo de una estación de tren en Novi Sad, que dejó 16 muertos. La población atribuyó la tragedia a la corrupción estructural y la mala gestión estatal, convirtiéndola en un símbolo del hartazgo social.
Desde entonces, Belgrado, Novi Sad y otras ciudades han sido epicentro de marchas que combinan reclamos estudiantiles, sindicales y ciudadanos.
Vucic desafiante en medio de la presión
El presidente Aleksandar Vucic acusó a los manifestantes de “amenazar la estabilidad y la seguridad nacional”, y aseguró que detrás de las protestas existe una “conspiración extranjera” contra Serbia. Según datos oficiales, 11 policías resultaron heridos y varios manifestantes fueron detenidos, aunque no se precisó el número exacto.
En medio de la tensión, el primer ministro Milos Vucevic presentó su dimisión, una señal de la creciente inestabilidad política. Sin embargo, Vucic se mantiene firme en el cargo y descarta cualquier convocatoria inmediata a elecciones.

Una oposición fortalecida y un país al límite
La oposición denuncia un giro autoritario y advierte que el país podría entrar en una espiral de violencia si no se realizan elecciones libres y transparentes. Estudiantes, sindicatos y colectivos sociales evalúan intensificar la protesta en las próximas semanas con huelgas y nuevas marchas nacionales.
Analistas internacionales consideran que estas movilizaciones representan el mayor desafío para Vucic en más de una década en el poder.
Serbia en el tablero internacional
La crisis política ocurre en un momento de alta tensión en la región. Serbia mantiene conflictos abiertos con Kosovo y enfrenta presiones de la Unión Europea para avanzar en reformas democráticas si quiere acercarse a la adhesión plena al bloque.
Las imágenes de represión en Novi Sad y Belgrado podrían deteriorar aún más la relación del gobierno con Bruselas y profundizar su aislamiento internacional.
¿Qué viene ahora para Serbia?
Las calles de Serbia se han convertido en un campo de batalla político: de un lado, un pueblo que exige cambios profundos; del otro, un presidente que resiste y denuncia conspiraciones.
El desenlace sigue abierto, pero la magnitud de las protestas y la violencia de la represión muestran que el régimen de Vucic enfrenta su mayor crisis en años.