Carrefour desaparece de varios países árabes tras el boicot propalestino

El gigante francés de la gran distribución Carrefour ha cerrado sus operaciones en cuatro países del Golfo —Jordania, Omán, Kuwait y Baréin— tras meses de presión de consumidores y activistas propalestinos que acusan al grupo de colaborar con empresas israelíes vinculadas a los asentamientos ilegales en Cisjordania.

El movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) lleva años denunciando la asociación de Carrefour con el grupo israelí Electra Consumer Products y su filial Yénot Bitan, encargada de gestionar supermercados en colonias israelíes. Según BDS, Carrefour-Israel habría apoyado incluso al ejército israelí durante la ofensiva en Gaza, suministrando paquetes personales a soldados desplegados en el enclave palestino.

La dirección de Carrefour rechaza estas acusaciones y afirma mantener una “estricta neutralidad” comercial, negando tanto la venta de productos procedentes de los asentamientos como la presencia de tiendas en los territorios ocupados. Sin embargo, el debate sigue abierto. Un colectivo de más de 80 organizaciones —entre ellas Oxfam— ha instado a la Unión Europea a poner fin a todo comercio con los asentamientos israelíes en Cisjordania.

Del boicot a la expansión: cómo HyperMax aprovecha el vacío dejado por Carrefour

El cierre de Carrefour en estos mercados árabes abre la puerta al auge de HyperMax, la cadena operada por el grupo emiratí Majid Al Futtaim (MAF), socio histórico del distribuidor francés en la región. MAF busca reducir su dependencia de Carrefour y expandir su propia marca, más adaptada a la demanda de productos locales en Oriente Medio.

Aunque la empresa no ha reconocido oficialmente el impacto del boicot, el reposicionamiento coincide con un descenso en los ingresos del grupo. MAF reportó una caída del 10 % en sus ventas de distribución en 2024, y una baja adicional del 1 % en la primera mitad de 2025, en un contexto de tensiones geopolíticas y cambios en los hábitos de consumo.

El caso Carrefour refleja cómo el conflicto en Gaza y las campañas de presión internacional están modificando el mapa comercial del mundo árabe, donde la solidaridad con Palestina se traduce cada vez más en decisiones de consumo con impacto global.

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