Desde 2017, la región de África Occidental y el Sahel se ha convertido en el epicentro de la inestabilidad global. Los golpes de Estado en África se han multiplicado, creando un arco de juntas militares que se extiende desde Guinea hasta Sudán, con la reciente adición de Guinea-Bissau, donde el Ejército ha dado un golpe de Estado consumado en noviembre de 2025.
Estos eventos no son meros asuntos internos; son la manifestación de una profunda crisis de gobernanza que se cruza con una feroz guerra de influencia entre potencias externas, principalmente entre la saliente Francia y la ascendente Rusia.
El objetivo de esta crisis es doble: la disputa por la soberanía sobre los inmensos recursos estratégicos del continente y la redefinición del orden geopolítico regional. La narrativa dominante en las calles africanas es la denuncia de la explotación y la exigencia de dignidad nacional y control de las riquezas propias.
El Arco de la Inestabilidad Africana
La ola reciente de golpes de Estado en África ha afectado a varias naciones en un corto periodo. Medios internacionales han cubierto la frustración militar y popular ante la ineficacia de los gobiernos civiles para controlar la amenaza yihadista y revertir la pobreza sistémica.
- Guinea-Bissau se ha sumado a la lista con un golpe de Estado confirmado en noviembre de 2025, que evidencia la fragilidad política crónica del país.
- Níger, en 2023, protagonizó el golpe que más eco internacional tuvo, desafiando a Occidente y poniendo en jaque el suministro de su Uranio.
- Malí experimentó dos golpes entre 2020 y 2021, lo que condujo a una ruptura definitiva con la tutela francesa, siendo su principal riqueza el Oro.
- Burkina Faso también sufrió dos golpes consecutivos en 2022, producto de la ineficacia militar y el profundo malestar social en torno a la explotación de su Oro.
- Guinea, golpeada en 2021, controla enormes reservas de Bauxita.
- Gabón, con un cambio de régimen en 2023, es un proveedor clave de Petróleo y Manganeso.
- Sudán, en conflicto civil tras el golpe de 2021, lucha por el control de su Oro y el vital acceso al Mar Rojo.
El Conflicto Geopolítico: Rechazo al Neocolonialismo y el Juego de Moscú
La prensa internacional ha documentado que el principal combustible de los golpes es el rechazo al legado neocolonial. Las bases militares francesas han sido objeto de protestas masivas, un hecho reportado con detalle por France 24 en varios países del Sahel.
El Legado de la Françafrique y la Exigencia de Dignidad
El sentimiento antifrancés ha sido el eje de la retórica golpista. Manifestaciones masivas, cubiertas por los medios, exigieron la retirada de las tropas francesas.
La junta militar utiliza la denuncia de la explotación económica y la exigencia de soberanía como su principal base de legitimidad, un relato que resuena profundamente en poblaciones que no ven el beneficio de las riquezas de sus países. Este profundo sentimiento antiimperialista es el motor político que valida a los nuevos regímenes militares.
El Vacío de Seguridad Llenado por Moscú
Mientras los medios occidentales cubren la retirada de las fuerzas europeas, agencias como Sputnik y los canales rusos promueven la narrativa de que Rusia ofrece una solución de seguridad sin ataduras a las naciones africanas.
Según reportes, países como Malí y Burkina Faso han formalizado acuerdos militares con Rusia, sustituyendo las misiones europeas por contratistas rusos (el Grupo Wagner y sus sucesores). Moscú invierte en operaciones de propaganda para amplificar el resentimiento contra la antigua metrópoli, buscando expandir su presencia geopolítica y asegurar el acceso futuro a minerales críticos.
Los Recursos en Juego: La Riqueza que Alimenta la Inestabilidad
Reportes económicos internacionales y coberturas especializadas confirman que la verdadera apuesta en este conflicto es el control de los recursos naturales, vitales para la industria y la transición energética global. La inestabilidad garantiza que el control sobre estos valiosos depósitos sea constantemente renegociado.
La Caza de Minerales Críticos
La dependencia global de estos países es inmensa. La prensa reportó inmediatamente las consecuencias del golpe de Níger:
- El Uranio de Níger es un proveedor clave para las centrales nucleares de Europa. El golpe de 2023 puso en jaque el suministro energético europeo, revelando la fragilidad de esta dependencia.
- La Bauxita de Guinea alimenta la industria del aluminio mundial, con fuertes intereses de potencias como China.
- El Oro del Sahel es el motor económico de Malí y Burkina Faso. Los reportajes de investigación señalan que la explotación minera, a menudo gestionada por empresas extranjeras con acuerdos poco transparentes, es una fuente de riqueza que rara vez se traduce en desarrollo y, en cambio, financia facciones armadas.
La Disputa Estratégica en el Mar Rojo
En Sudán, los informes de prensa señalan que el conflicto civil está impulsado por el interés de potencias como Emiratos Árabes Unidos (EAU) en el control de las minas de oro y, crucialmente, el acceso estratégico al Mar Rojo. Controlar esta costa ofrece ventajas logísticas y militares invaluables para proyectar poder, lo que agrava la lucha interna.
La Soberanía como Campo de Batalla
Los golpes de Estado en África son un síntoma de una crisis sistémica de gobernanza, pero su persistencia y patrón geopolítico indican una lucha de poder más amplia. El golpe consumado en Guinea-Bissau solo subraya que esta ola de desestabilización no tiene fin a la vista, sino que se extiende por todo el continente.
Los regímenes militares aprovechan el resentimiento popular, ampliamente cubierto por los medios locales e internacionales, para romper lazos con las antiguas potencias coloniales. La estabilidad en África Occidental no regresará hasta que las naciones logren ejercer plena soberanía sobre sus riquezas, y hasta que la comunidad internacional abandone la lógica de la explotación por la influencia y respete la autodeterminación del continente.
